miércoles, 24 de junio de 2009

"Próximas elecciones" - Gerardo Moszkowicz -


A menos de una semana de las elecciones nacionales, resulta imprescindible hacer un diagnóstico general de la situación.-

La dirigencia política está ocupada en 2 cuestiones: criticar al adversario sin reparos y darle oxígeno a uniones transitorias sin explicarle siquiera al electorado que ideales se refuerzan y cuales son sus proyectos a presentar una vez asumidos.-

Por lo tanto, sólo se disputan la atención de los ciudadanos con el propósito de mantenerlos cautivos en cuestiones menores dentro de grandes temas como educación, salud, justicia social, aún muy lejos de resolver.-

La sociedad está en un estado de confusión. Actúa como convidada de piedra en la toma de decisiones, pero para que este estado de cosas esté así planteado, se debe tener una mejor comprensión de lo que realmente ocurre.
Y allí debe residir nuestra autocrítica.-

Desde mi punto de vista, los argentinos adormecidos por nuestros eternos problemas, no despertamos de la mediocridad. Nos empeñamos en ser mediocres y mientras esto siga así, lo políticos astutos se preocuparán por acentuar esta debilidad en beneficio propio por supuesto.
Esto es de una miserabilidad moral inconcebible y ratifica un vacío cívico impactante.-

De todas maneras, aún hay gente dispuesta a no resignarse y que estará en la lucha para que este horrible maltrato no se propague y como mensaje para los victimarios diría que subestimar el discernimiento ajeno puede resultar un acto de ceguera político con un costo demasiado alto por pagar, si es que no cambian sus prácticas y conductas tan burdas y evidentes.-

Mi preocupación también está centrada en el marcado desinterés que revelan las campañas políticas…
Y me respondo: ¡cómo no va a ser así con el divorcio que existe entre lo que se dice y lo que se hace!

En estas circunstancias, está claro que las sociedades se apartan y aparece el hartazgo como manera más civilizada de mostrar el rechazo. Y con el hartazgo, llega la pasividad. Todos sabemos, el peor de los estados. Cuando “el no te metás” se hace profundo, se producen daños de difícil dimensión.

Creo urgente que alguien debe tomar nota de esta situación. De no ser así, estamos condenados a nuevas generaciones de incrédulos que serán arrasados y quizás ni siquiera se darán cuenta.

Démonos la posibilidad de involucrarnos, pero en serio. De lo contrario otros lo harán por nosotros para bien o para mal.-

Un párrafo merece la justicia que también no para de embarrarse.-
Jueces amigos del poder que convalidan candidaturas con nula procedencia ética, ponen en duda su propia credibilidad, si es que les queda algo de ella.-

En fin, el panorama no es muy alentador que digamos.
Estoy convencido que no vivimos en plena democracia sino en un simulacro democrático.



No existe democracia si la prioridad no es el desarrollo del trabajo en condiciones dignas.-

Cuando un hombre tiene que pensar dónde encontrar algo para comer, tiene necesidades básicas insatisfechas.
El régimen político que promueve tal deshumanización no es una verdadera democracia, sino solo una parodia mal parida basados en intérpretes con intenciones inconfesables que desarrollan acabadamente su tenebroso cometido.

Aún así, siempre debemos apostar a la esperanza.
El poder ejercido con decencia deberá prenderse de algún lugar, ese lugar aún está vacante.
Lo ocuparán quienes convoquen al diálogo y no a la exclusión, actuando como verdaderos republicanos basándose en la ley como su halo protector.-

El fruto debe despegar ya.

En 2 años deberá estar bien maduro para marcar nuestro destino.

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