miércoles, 17 de junio de 2009

“Reminiscencias de hija” - Ruben Damore

Es un domingo fresco pero con sol radiante, de esos que nos gusta a ambos.
El trayecto que nos separa de nuestros lugares de residencia está unido por muchos llamados telefónicos y por esa autopista que une al Norte con el Sur bonaerense. Como tantos domingos que viniste a mi encuentro, hoy es mi turno de ir a buscarte. Obviamente iré sola, los chicos ya están grandes y cada uno arma su propio programa.
Sé que estarás esperándome ansioso, como cuando hace muchos años me esperabas a la salida del cole, tan imponente con tu figura varonil, sonriendo a través de la gente común, porque para mi siempre fuiste especial, más allá que todos los padres son especiales para sus hijas, Vos, como para todas las hijas eras.... y sos único!!!! Aún tengo cincuenta minutos de viaje, y los usaré para recordarte, pero, a ver, cual de todos los recuerdos elegir...?. todos son tan tiernos, tan llenos de cariños, con tanto amor que supiste enseñarme...
Estoy segurísima que esperabas que la partera te dijera que yo era un varón, pero muy pronto supiste amoldarte a las circunstancias y cambiaste ese picadito de fútbol por algún juego de mesa.
Recuerdo que a los cinco ya me llevaste por primera vez a la cancha, a ver a tu Academia!!!!, fue un paseo maravilloso!!!!
De salida ya me esperabas con una pequeña camiseta blanca y celeste imitación genuina de la tuya. El viaje hasta Avellaneda, lo usabas para enseñarme los cánticos alentadores a tu equipo favorito. Al llegar al estacionamiento de los viejos Monoblocks de Alsina, me tomabas de la mano, apurando el paso. Casi con dos milésimas de segundos te secundaba a los saltitos y apretándote fuertemente, casi me remontabas en el aire.
El entrar al estadio, al que mucho tiempo después me di cuenta que era como un gran circo romano, ya me sentía la personita más importante del mundo....
¡¡¡Vos me habías elegido a mí, entre todos tus amigos, para ir a ver al clásico!!!
Todo me resultaba sorprendente, la gente en las tribunas, que como en una gran payada gauchesca, cantaban canciones de ritmo popular, pero con letra que hacia referencia al encuentro deportivo, y que luego, la otra tribuna ingeniosamente contestaba.
La entrada al campo de juego de nuestro equipo (digo nuestro, porque si bien vos no me habías dicho nada, ¡¡¡¡yo ya había resuelto ser de Racing!!!!) fue algo emocionante. Me tenías a "upa" entre tus brazos, mientras me relatabas el nombre de cada jugador. El momento sublime fue cuando se produjo ese gol del desempate casi sobre el último minuto y aseguraba la victoria de todos los racinguistas. Yo estaba paradita a tu lado, mirándote como levantabas tus brazos en alto, como tu voz se entrecortaba y tus ojos brillaban más que nunca por esas pequeñas lágrimas de felicidad y alegría que te provocaba.
¡¡Eras mi ídolo!! no solo por esa tarde sino por todos los cuidados que me propiciaste y todos los que vendrían con los años por todas las charlas que tuvimos, donde siempre te las rebuscaste para hablar de todo, aunque el tema fuera candente...
Por eso y por todo lo que hiciste para que me convirtiera en lo que soy, hoy voy a tu encuentro...
Me preparo porque estamos con el tiempo justo para ir a ver a nuestra querida Academia, sé que me estarás esperando en la puerta, ya un tanto viejito pero siempre tan elegante, y no quiero que mi voz delate la emoción, cuando simplemente te pregunte: "¿Vamos Papá?"
Dedicado a todos los padres de cuerpo y alma que están presentes en el espíritu de sus hijos. Tema musical "El amor hecho bandera", autores: Mozzi y Cárdenas, intérprete Guillermo Fernández.
Las banderas de la hinchada inspiraron este bolero:
"Mi vieja me dio la vida pero vos el corazón; locura incontrolable, inexplicable pasión. Porque vos sos otra cosa, todo tiene otro colo; un mundo celeste y blanco: los colores del amor. Por eso brindo y alzo mi copa, por eso brindo y lo hago por vos, por cada tarde, por tanta gloria, por la memoria, por la emoción... Ladrón de todas mis horas, vos sos mi vida, mi eterno amor, sensación alucinante, existo gracias a vos. Los días son solo tuyos más allá de la razón porque mi vieja me dio la vida pero vos el corazón. Por eso brindo y alzo mi copa, por eso brindo y lo hago por vos, por cada tarde, por tanta gloria, por la memoria, por la emoción..."

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