miércoles, 6 de mayo de 2009

"Rutas del alma" - Rubén Damore







“Por favor, abrocharse los cinturones…” se escuchó desde los parlantes del Boeing que había despegado doce horas antes de Barajas, con el pasaje casi completo.
Mauro Gonzalez espió por la ventanilla y le pareció descubrir entre las nubes, el verde del campo salpicado por algunas piscinas y quintas a medida que el avión descendía.
Ante una seña de Mauro, Guido Cardozo se acercó, apoyó su pecho sobre el hombro de Mauro y éste hasta pudo escuchar galopar su joven corazón.
-Guido, esto es maravilloso… me parece mentira que ya falte tan poco, meternos de lleno de nuevo en nuestro país… estoy emocionado… quiero bajar, quiero salir…
-Tranqui Mauro, acordate que cuando nos fuimos, salvo nuestros viejos y nuestros hermanos, nadie vino a despedirnos…
-Si, lo tengo como una puñalada clavada en el corazón. Ya pasaron siete años… teníamos dieciocho y nuestra decisión fue dura… y un tanto egoísta… y ellos no nos entendieron…
-A ellos no les gustó ni medio… pero teníamos mucha bronca con la realidad del país en ese momento y no nos importó.
-Las maletas las teníamos llenas de ilusiones. Nuestro objetivo era España y jugar allá.
Mauro y Guido decidieron partir en el año 2002 cuando las posibilidades para los jóvenes en una extraña Argentina, se cerraban. Cuando lo hablaron en sus casas, ambos padres reaccionaron igual.
-Andate… este país, así como está te va a terminar comiendo… La ciudadanía ya la tenés, andate vos que podés… pero no dejes de escribirnos…
Las madres también reaccionaron igual, con lágrimas rodeando las mejillas y humedeciendo la mesa, solo atinaron a decir que esperaban volverlos a ver alguna vez. Los amigos no respondieron a sus primeros mails. Ellos, por la magia de Internet, se comunicaban a diario con la familia pero cuando intentaban con aquellos, la respuesta era siempre la misma: ‘Desconectado’ o ‘Ausente’.
-¿Te acordás cuando llegamos a Madrid? Vos fuiste derechito al Real y yo al Atletic. En los dos salimos rebotados. Intentamos en otros clubes chicos pero tampoco pudimos. Recién nos dimos el gusto en el Vallecano.
-¡¡Uhh si… lo recuerdo como si fuera hoy!! Nos probaron a vos de cinco, a mí de ocho y el tipo nos dijo:
-Oigan argentinos, os quiero que no seáis menos que un Mascherano y un Lucho Gonzalez… a moverla y pisarla que acá sino terminan lavando las medias y lustrando los botines…
-Si, me acuerdo que nos matamos y hasta hicimos un gol en un par de paredes increíbles.
-Pero el tiempo fue pasando, no llegamos a jugar más que cinco partidos en primera y un agosto del 2004 decidimos largar todo.
-El fútbol nos dejaba mucho tiempo libre y ¡¡ahí surgió tu gran idea!! Y por suerte te hice caso…
-Si, fuimos a esa Universidad y en un año, con nuestro entrenamiento, llegamos enseguida al título de profesor de educación física. Luego enganchamos el curso de director técnico…
-Como cambiaron las cosas… de jugadores de fútbol pasamos a ser excelentes profesores y los master nos entusiasmaron… pero extrañar es una forma de morir y de a poco nos estábamos muriendo de melancolía. Ya nos habíamos reencontrado con nuestros viejos amigos por el chat. Ellos nos comentaron que la cosa ya era diferente, que algunos estaban muy bien, otros no tanto pero que era otra la expectativa, otro era el país y eso fue el trampolín para el regreso, para volver a los sueños, con el viento en las manos, con el frío cortándonos la cara y el calor calentando nuestras cabezas pero de nuestro pequeño pueblo.
-Volver… volver… pucha… pensé que ese verbo ya no lo iba a conjugar más... pero nos sirvió, aprendimos, lo intentamos...
“En doce minutos con 23 grados de temperatura, aterrizaremos en el aeropuerto Ministro Pistarini” continuaba la voz de los parlantes cuando la nave inclinaba su nariz hacia la pista. “La República Argentina les abre los brazos para que la disfruten”, finalizó la alocución.
Mauro increíblemente se emocionó imaginando su reencuentro. Gonzalo no aguantó sus lágrimas con la mirada fija en el asiento delantero y se tapó el rostro con ambas manos. El regreso ya era un hecho.
El avión aterrizó en el tiempo estipulado. Cruzaron la aduana, la puerta automática se abrió y una multitud esperaba a los pasajeros. Ellos no encontraban a sus padres. Caminaron entre la gente y de repente una montonera los tomó de sorpresa y los apretaron hasta dejarlos sin aire. Los padres de ambos se retiraron un poco. Dejaron que el amor, la pasión, las lágrimas y los abrazos de sus amigos, concluyeran.
Al fin y al cabo, ellos habían recuperado parte de su cuerpo. Hoy se sentían enteros otra vez...

Dedicado a los que se fueron en algún momento de sus vidas pero con la idea de alguna vez, volver. Tema musical "Rutas del Alma" - Autor: Raúl Fritzche (director Coro Kennedy - Intérpretes: varios.







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