martes, 26 de mayo de 2009

Corrupción - Gerardo Moszkowicz


La corrupción no es una práctica que se desarrolló en un país determinado y en un siglo establecido. Es un fenómeno que existió siempre.-

Su raíz es el ansia desmedido del poder y el placer.
Para lograr satisfacer estos deseos, se aceptan dádivas, favores y como contraparte, alguien hace o deja de hacer algo contrario a la ley, con el único fin del beneficio personal para ambas partes.-

Actúa como la yerba mala incrustada en el corazón y la mente humana preparándose para lograr su objetivo en el momento oportuno.-

Es el aceite que hace funcionar el poder de la política y con el que se llenan los bolsillos los gobernantes de turno.
Seguramente, con el engranaje en movimiento, Usted coloca en tela de juicio cuestiones como pagar un simple impuesto, cumplir con la ley y hasta… rechazar un soborno.
¿O me va a decir lo contrario?

Si los tentados son quienes administran bienes del pueblo no sólo es un acto corrupto, sino que entramos en el delito de estafa pues se está defraudando la confianza pública.-



Mire: hace años, poder y burocracia firmaron un acuerdo tácito para disponer de esos bienes, manteniendo al pueblo en la ignorancia de su memoria y balance.-

Vamos hacia un embudo: en un túnel muy oscuro, los caminos del poder y la burocracia se entrecruzan y nadie se atreve a desmantelarlos, pues en el derrumbe, temen quedar escrachados los que realizan la acción y también los que miran para otro lado.-

Particularmente, creo que la corrupción hay que combatirla eliminando burocracias ya establecidas.-

Tan sencillo como que exista simplicidad en los hechos.

Un Estado amplio y pesado ayuda para que la burocracia se enquiste rápidamente, por eso cuando hablamos de corrupción, siempre nos quedamos cortos.-

Para poder sentir lo perverso que resulta ser un inmoral, los hombres deberán fijar normas de conductas muy claras y producir hechos concretos que las sustenten.






Si esto no sucede, estaremos en la presunción y la sospecha de que todas las conciencias tienen un valor y sólo falta colocar un precio para su posterior uso.-
Es esa debilidad moral la que debemos combatir.

Si así no fuese, es el pueblo el que deberá despertarse para hacer sonar el escarmiento, manifestándose en las urnas como arma de protesta más genuina.-

¿Usted se imagina cuántas versiones de Cambalache habría si se multiplicaran por políticos, sindicalistas, dirigentes, y empresarios corruptos?

Muchísimas no?

Eso sí, serían todas tratadas de destituyentes y traidoras a la patria, o quizá las inviten a tranzar en EL CALAFATE

Quién lo sabe…

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