miércoles, 13 de mayo de 2009

“Amor de arena” - Rubén Damore


Nuestro grupo, tocaba esa noche por primera vez en aquel lugar de la costa. El pub estaba colmado. Había llegado el momento. Solo quedó el escenario iluminado con una tenue luz blanquecina.
Aparecimos con la banda, agradecimos los aplausos, saludé y empezamos nuestro recital....
Por entre el humo y la poca luz, me pareció descubrirte sentada en una de las primeras mesas. Quedé paralizado por unos minutos. Mientras tomaba agua de mi vaso, nuestras miradas se cruzaron. Agitaste tu mano como diciéndome “¡Soy yo! ¿Te acordás de mí?”
De pronto los recuerdos cayeron en mi cabeza como a quien se le derrumba una pila de latas en un supermercado. Todo sucedió en un segundo. Volví a mi infancia y recordé aquellos eneros en Mar del Tuyú compartiendo nuestro mes de playa, única época del año en que nos veíamos.
Tu casa a cincuenta metros de la mía. Por la mañana íbamos un rato con nuestras familias y por la tarde, casi a la misma hora, regresábamos a la alfombra amarilla. Pasábamos horas siendo arquitectos de arena: yo construyendo rutas, puentes y autopistas. Vos, castillos inmensos y decorados de caracoles para tus princesas, que yo, por supuesto, odiaba. Entonces, con mi camioneta Duravit siempre me las ingeniaba para molestarte.
-“ruuuuummm….” Emulaba el motor de la camioneta y cuando tu obra casi quedaba concluída… decía –“Guarda, guarda Rocío que no la puedo dominar…” y lo derrumbaba… Vos, con lágrimas y bronca, saltabas y destruías mi obra.
-“¡Tomá Juli! ¡Acá tenés! ¡Ahora no vas a tener caminos para tus autos de porquería!”
Otros días trataba de armar una cancha de paleta cerca de tu castillo, solo para molestarte. Vos bien sabías que en algún momento del paleteo con Raúl, iba a retroceder para, ‘sin querer’, demoler tu castillo.
-“Ayyyy perdón Roci… fue sin darme cuenta…” Vos tomabas la pelota y la arrojabas con todas tus fuerzas al mar imaginando que las olas se la tragarían y yo me quedaría sin jugar.
Pasaron tres, cuatro y otros tantos años, donde cada enero fue nuestro. Con peleas y discusiones pero siempre amigos. Pero un verano no viniste a la costa. Tu casa estaba cerrada. Fue el verano más triste de mi vida. Esos días aprendí abruptamente a extrañar a una mujer… Luego, vinieron años sin encontrarnos. Ya adolescentes, un atardecer en la playa planeamos con mis amigos un fogón y la guitarra haría de compañía para que todos cantáramos hasta tarde.
De repente apareciste como si tu hubiese invitado. Te acercaste a la ronda con tus amigas y dijiste mirándome fijo a los ojos y que yo bajé por vergüenza:
-“¡Hola!, ¿podemos sentarnos?, nos encantaría cantar con ustedes…”
Y cantamos casi hasta la madrugada aquellas canciones bellas de todos los tiempos.
Me di cuenta que el amor, pasional, romántico, tierno, infante y ahora adolescente se prendía a tus ojos y penetraba sin pedir permiso en mi alma. Luego de esa noche, nunca más volví a verte. Tu casa fue vendida y desconocía por donde estarías. Te busqué en vano. Y los años comenzaron a transcurrir por la vida sin que pudiera olvidarte. No volví más a Mar del Tuyú. Claro, hasta esta noche…
Hice pasar otro trago de agua y entonces necesité decirte desde el escenario algo. Y sin nombrarte las palabras brotaron:
-“Hoy vuelvo a esta playa que de chico acunó mis sueños de arena y, de adolescente atrapó un amor fugaz. Por eso aprovecho a dedicarte esta canción y a nuestros recuerdos…”

Dedicado a los amores de verano… Tema musical: "Bandido", autor y compositor Alberto Plaza





No hay comentarios: