miércoles, 15 de julio de 2009

"Corazón bendito" - Rubén Damore


Había pasado otra noche inquieto. Se había levantado un par de veces. No podía recordar exactamente el sueño que lo había perturbado. Sin hacer el mínimo ruido, volvía a su lecho tratando de no despertar a María. Ella lo escuchaba como casi todas las noches. Al principio le preguntaba si le sucedía algo. Sólo le decía que necesitaba caminar por calambres, tenía sed o cualquier otro pretexto. Pero ahora ya no, lo dejaba y permanecía en silencio. Él se recostaba nuevamente y se quedaba dormido..
Pero una mañana Lorenzo despertó de una manera diferente. Como siempre, acarició su pecho y sintió ese cierre en su tórax, la costura que lo acompañaría el resto de su vida pero que escondía, debajo, el regalo más profundo y hermoso que otro hombre le podría haber hecho. Esa mañana Lorenzo, mientras desayunaba, llamó a María que se encontraba lavando ropa. Ésta, preocupada acudió inmediatamente.
-María, por favor, sentate… necesito contarte algo.
María se secó con el repasador que dejó sobre la mesada, se acomodó frente a él, le tomó las manos y le dijo:
-Dale viejo, largá lo que tengas adentro. No podés hacerte mala sangre, contame que te pasa…
-Hace mucho tiempo que sueño lo mismo, María… estás por entrar a casa con el auto, salgo a abrirte el portón y…
-¿Y qué? Pero…
-Dejame que te cuente María… esos dos tipos que quieren llevarse el auto y vos que bajás apurada: se escucha el chirrido de una brusca frenada, esos dos tipos con caras desencajadas que te apunta con el arma, y vos que bajás desesperada.… yo intercedo y luego me despierto sobresaltado…
-Es que no tenemos automóvil… no tenemos portón… no entiendo…
-Si… por eso… Es que anoche sí pude cerrar esta historia... En la confusión con esos forajidos siento el fuego ingresar en mi cuerpo mientras escapaban... pero no soy yo… recuerdo sus ojos… ¿te das cuenta lo que te digo?
-Si, claro… entiendo todo… ¿y ahora…? ¿Cómo te sentís…?
-Bien, ahora mejor… pero necesito saber quien fue ese ser maravilloso…
María sorprendida y con los ojos llenos de lágrimas, comprendió el mensaje perfectamente. Habían pasado seis meses de la ablación luego de una terrible espera de casi dos años. Ese corazón había llegado desde el sur del Gran Buenos Aires en un complejo operativo de traslado. La bondad y la solidaridad de una persona habían salvado a su marido de una muerte segura. La prolongación del otro ser significaba la gota de amor que se hizo río en Lorenzo.
-No Lorenzo… eso no se puede… recemos por su alma y pidamos que existan muchas personas como él… la vida mata, la vida nace, la vida se hace infinita en tipos como éste… no Lorenzo… agradezcamos a Dios cada día por el sol que te ilumina…
Dedicado a la generosidad inmensa de todos los donantes de órganos del mundo. Tema musical "Sucede que a veces..." de Ismael Serrano.

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