jueves, 10 de septiembre de 2009

"Honrar nuestra vida" - Rubén Damore


Hoy, 8 de setiembre es el día Internacional de la alfabetización. Por iniciativa de la UNESCO, esta fecha debería servir a los gobiernos, instituciones educativas y para toda la sociedad en su conjunto, una oportunidad para hacer un balance sobre la lucha contra ese flagelo mundial: el analfabetismo. Sirve también como un motor para sensibilizar y movilizar a la opinión pública sobre este tema y analizar que se está efectuando para erradicarla.
Un documento de la propia UNESCO, reza:
“La alfabetización va mas allá del saber leer y escribir, también incluye el saber comunicarse en sociedad. La alfabetización comprende prácticas y relaciones sociales, comprende el saber, el lenguaje y la cultura. La alfabetización, entendida como el uso de la comunicación escrita, encuentra su lugar en nuestras vidas junto a otras formas de comunicación. Ciertamente, la alfabetización en sí misma toma muchas formas: impresa, en la pantalla del ordenador, en la televisión, en los afiches y letreros. Aquellos que usan la alfabetización la consideran algo dado, pero aquellos que no saben utilizarla quedan excluidos de la mayor parte de la comunicación en el mundo de hoy.”
En mi querida Argentina, actualmente, existen tres grandes grupos separados por un océano inmenso que incluye solamente exclusiones.
El primero y el más numeroso lo integran argentinos que se encuentran inmersos en el lodo, viviendo apenas de las sobras que le deja otra parte de la sociedad. Se sienten marginados, apartados de una vida digna, sin objetivos a largo plazo, sin atenuantes ante la pobreza, sin alternativas, sin trabajo.
La segunda subsiste laboralmente con el miedo de perderlo siendo soldados de grandes dueños, reconoce a los primeros y también a los terceros. Lucha por subsistir.
Y el último grupo es aquel que engrosa sus bolsillos alegremente a costa de los dos anteriores, los engaña, los humilla, los somete, los subestima. Son altamente responsables de la no alfabetización del país.
Creo que debemos romper con las injusticias. En silencio y caminando la vida, tenemos que comenzar la dura tarea de incluír a los excluídos. Empezar a darse cuenta de la realidad con nuestros ojos y no con la que tibiamente nos muestra el diario o la televisión. Debemos ser todos docentes de nosotros mismos primero, evaluemos que hacemos por el otro día a día y gastemos un poco de nuestro tiempo en cambiar nuestra actitud.
Si no podemos crear una fábrica, enseñemos a respetar a los mayores, a los niños, a nuestros iguales, a los minusválidos, no demos limosnas a los pibes sino comida. Si no podemos impedir que la contaminación avance y enferme a la gente común, no dejemos que se revoleen los papeles al suelo, reduzcamos el consumo de agua potable, no derrochemos energía no renovable. No dejemos que los autos sean más valiosos que los besos y los abrazos, que la televisión supere a un diálogo familiar, seamos padres vigentes para que no haya droga presente, miremos con vergüenza los ojos de quien pide ropa o comida.
Traigamos con nosotros, poco a poco, la dignidad. Entreguémosla a quienes no la pueden conseguir. Los chicos de hoy son los futuros gobernantes del mañana, son los que decidirán nuestra vida. Creo que el esfuerzo vale y debe ser ahora. Hagamos que la honestidad sea motivo de orgullo. Tengamos vergüenza y solidaridad, generemos esperanza y alegría, deseemos para todos techo, comida y salud, honremos la vida cada día, no la dejemos transitar en la mediocridad.
Dedicado a todos nosotros. Tema musical "Honrar la vida", de Eladia Blazquez.

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